En México la única posibilidad real de movilidad social, progreso y desarrollo, está dada por la educación. Sin embargo, nuestro país se encuentra muy rezagado en ese sentido. El promedio nacional de escolaridad es de 8.2 años, mientras en Estados Unidos, Francia, Canadá y Finlandia supera los 12 años. De 100 niños que ingresan a la primaria sólo 45 se inscriben a bachillerato. De éstos sólo 25 lo terminan, 13 logran egresar de la licenciatura y sólo 2 ó 3 completan un posgrado. Esto es ¡sólo el 2%! Las principales causas de este problema son las dificultades económicas. Muchos de los jóvenes deben abandonar los estudios para integrarse al mercado laboral. Sin embargo, por su falta de preparación tienen oportunidades muy limitadas. Quienes sólo completaron la primaria o la secundaria sólo reciben el salario mínimo, en el caso de que consigan empleo. Los ingresos de quienes completan el bachillerato difícilmente superan los $6,000.00 pesos mensuales. A esos problemas de raíz se agregan ahora los efectos de la crisis económica. Eso sin mencionar las consecuencias de una educación deficiente y poco actualizada por la escasa capacitación de los maestros.
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