Los hechos ocurridos en el fraccionamiento Valle Dorado son una de tantas pruebas que Enrique Peña Nieto habrá de enfrentar en su camino rumbo a la presidencia de México. Resultan sintomáticos de grandes problemas nacionales: el desgaste de la infraestructura, la inconformidad social, los debates por el presupuesto, la opinión internacional y el riesgo permanente de acontecimientos inesperados que sacudan la vida pública. Su papel como gobernador y su imagen pública han salido bien librados de este caso (aún faltan los resultados de las encuestas), pero todavía tiene que cruzar las "grandes aguas". Los meses por venir se antojan como un emocionante juego de supervivencia en que el protagonista enfrenta retos y gana o pierde puntos. Lo más interesante de este proceso es que su figura, sin duda, tiene ya una dimensión bien diferenciada del resto de los actores políticos y que cada una de sus decisiones se encuentra en el centro de la atención pública. ¿Logrará superar las tormentas de México?
jueves, 17 de septiembre de 2009
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