El abstencionismo, en general, se considera una disfunción de la democracia. Se presenta porque la gente no está interesada en la política y, de alguna manera, permanece al margen de la participación. Los mayores niveles ocurren en los grupos sociales débiles, como las personas muy jóvenes (sin cultura política), los ancianos (que consideran que su participación ya no es importante), las mujeres dependientes o divorciadas, etcétera. El fenómeno más inquietante es el abstencionismo activo en la medida que representa una toma de posición consciente y una forma contradictoria de participación.
Rumbo a las elecciones de julio comenzaron a multiplicarse en México los grupos que promueven la anulación del voto. Comenzaron en redes sociales de internet, como Facebook, y poco a poco han cobrado mayor importancia. ¿Cuál es su propósito? Expresar su inconformidad con la oferta política actual y hacer sentir a los legisladores que resulten electos que no tienen legitimidad. La campaña incluye frases contundentes y hasta vulgares: "Anula tu voto. Yo no creo en políticos." "Tache a todos". "Yo mi voto anulo. Métanselo por el culo". "Vota en blanco". Hay también espacio para reflexiones más cuidadosas, como la del abogado Luis Manuel Pérez, responsable del sitio votaenblanco.org.mx: "El derecho a votar implica que si no estoy de acuerdo con tus opciones, no tengo que votar por el menos peor."
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